ALBERGUE
Misión por Compasión


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El Albergue Misión por Compasión acoge a niños, niñas y adolescentes (NNAs) derivados por los Juzgados de la Niñez y la Adolescencia de distintas jurisdicciones del país.La mayoría de ellos son víctimas de maltrato, abuso físico o sexual, abandono, orfandad o negligencia grave por parte de sus familias, lo que motivó su separación del entorno familiar. Asimismo, el albergue también recibe alumnos en situación transitoria, que permanecen por un período determinado según las circunstancias de cada caso.
El Albergue Misión por Compasión comenzó a funcionar en el año 2018, poco antes del inicio de la pandemia, en nuestro primer local ubicado en Santa Rosa del Aguaray.Actualmente, ese lugar opera como Clínica Odontológica y espacio para otras actividades generales de la organización. En ese entonces, el sitio contaba con un comedor comunitario que beneficiaba a niños y adolescentes de la zona, además de ofrecer estudios bíblicos, actividades recreativas y espacios de entretenimiento.Con el tiempo, identificamos la necesidad urgente de albergar a niñas en situación de vulnerabilidad. Una vez documentados los primeros casos, ese gesto se convirtió en una puerta de entrada para muchas otras personas, y fue así como el Gobierno comenzó a derivarnos niños, niñas y adolescentes a través del sistema judicial.Al declararse la pandemia, debimos suspender las actividades en el local inicial. Fue entonces cuando nació el Proyecto Agrícola Autosustentable en la Colonia Santa Bárbara, donde nos trasladamos. Sin recursos financieros disponibles, iniciamos las primeras obras del nuevo albergue con la ayuda de los propios jóvenes que ya integraban la organización desde sus inicios.Fue un verdadero milagro de Dios: en apenas cinco meses, y gracias al generoso apoyo de muchos amigos de la Colonia Menonita, logramos finalizar la casa principal del albergue, utilizando materiales donados y trabajo voluntario.
Desde el año 2020, desarrollamos nuestras actividades en el Albergue ubicado en la Colonia Santa Bárbara.Además, contamos con nuestra propia institución educativa, la Escuela Privada MPC, que complementa y fortalece nuestras acciones principales.
Nuestra labor se fundamenta en tres pilares esenciales:
1.La enseñanza de la Palabra de Dios
2.La educación integral
3.La formación en el trabajo
Estos principios guían todas nuestras acciones con el objetivo de transformar vidas de manera integral, tanto en lo espiritual como en lo social y académico.
El Albergue Misión por Compasión adopta un modelo residencial. Actualmente, cuenta con 8 casas, y en cada una de ellas hay un Referente de Cuidados, responsable directo del acompañamiento integral de cada niño, niña o adolescente asignado a su grupo familiar.
Cada casa tiene su propia organización interna, con tareas diarias, normas de convivencia, responsabilidades compartidas, y espacios destinados al ocio, el descanso y el entretenimiento.
Los albergados asisten a clases en la Escuela MPC, ubicada dentro del mismo predio del albergue. Se alternan en turnos: en uno asisten a clases y en el otro realizan deberes, capacitaciones prácticas en actividades como horticultura, panadería, cocina o tareas dentro de sus casas.
Además, participan activamente en actividades espirituales, incluyendo estudios bíblicos conocidos como “Devocionales”, y momentos de adoración a Dios, principalmente durante los fines de semana en el tinglado principal.
Allí, los propios adolescentes presentan canciones, enseñanzas bíblicas y presentaciones especiales. Incluso, existe un grupo musical formado por los mismos albergados. Estas experiencias contribuyen significativamente al desarrollo espiritual, emocional y social de cada uno.
En el Albergue se presentan diversos casos con necesidades especiales.
Algunos adolescentes ingresaron ya embarazadas y, desde entonces, han dado a luz y continúan albergadas junto a sus hijos, a quienes cuidan con responsabilidad y acompañamiento.
También hay niños, niñas y adolescentes que requieren atención médica especializada, debido a la gravedad de las agresiones que sufrieron antes de su ingreso. Estos casos demandan un seguimiento constante: los medicamentos son administrados bajo estricto control, se realizan exámenes médicos de forma regular y, en algunos casos, es necesario viajar periódicamente al Hospital Pediátrico en Asunción para someterse a cirugías programadas, algunas de las cuales deberán repetirse cada seis meses, de manera permanente.
Estas situaciones reflejan la complejidad del cuidado integral que brinda el Albergue, tanto en el aspecto físico como emocional y espiritual.
Nuestros voluntarios son fruto del trabajo iniciado desde la fundación de la organización, en el año 2013.
Muchos de ellos fueron parte de las primeras actividades como el comedor comunitario, los estudios bíblicos y otras acciones sociales desarrolladas en los inicios. Desde entonces, han trabajado de forma voluntaria y comprometida, participando incluso en las primeras etapas de construcción del Albergue, sirviendo día a día con entrega e incansable dedicación.
Al cumplir la mayoría de edad, los voluntarios reciben el apoyo de becas universitarias, con el fin de que puedan formarse profesionalmente y así continuar aportando desde sus áreas específicas dentro del mismo Albergue.
Por ejemplo:
· Quienes colaboran en el área agrícola se están preparando para ser ingenieros agrónomos.
· Quienes trabajan en el acompañamiento familiar estudian Trabajo Social.
· Otros se están formando en Psicología o para ser docentes.
De esta manera, promovemos una formación coherente con las necesidades reales del servicio, fortaleciendo el impacto de nuestra labor.
Incluso, algunos de estos jóvenes han formado familias dentro del Albergue, contrayendo matrimonio y comenzando una nueva etapa de vida. Actualmente, ya viven en sus propias casas y continúan colaborando activamente con la organización.
Nuestro propósito es mantener y fortalecer este ciclo: Rescatar, Dar Oportunidad y Capacitar.
Creemos que este modelo nos permitirá multiplicar el alcance de nuestra misión en otros lugares donde también exista necesidad.
Damos gracias a Dios por el trabajo conjunto y coordinado entre
voluntarios, mantenedores, profesionales y las instituciones del Estado,
que realizan el rescate de cada niño, niña y adolescente,
confiándolos a nuestro cuidado.
Este esfuerzo colaborativo nos permite, unidos, restaurar vidas indefensas que claman por protección, dignidad y amor, brindándoles el cuidado integral que merecen, con compasión y compromiso.
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